Por morder el perfil de tus labios morados
y buscar en tu pecho el refugio caliente
de mis noches más tristes, la mirada paciente
que ilumine las sombras de mis ojos cansados.
Por beber en el mar de tus muslos rosados,
y enviarte mil cartas consecutivamente
sin que sepas quién es ese amor sorprendente
que te invita a probar los placeres vedados.
Por tenerte conmigo. Por jugar con el viento
que recoge los besos que esa vez rechazaste.
Porque no quede en vano este mutuo desgaste
de los años perdidos tras aquel juramento:
la promesa de ser para ti el cortesano
que escribiese estos versos. Por ti, yo soy Cyrano.