Vine al mundo sin prisas, con la luna.
Dieciocho de enero, entre la nieve
y el mar, sobre la línea de un relieve.
Yo nací, perdonadme, con la luna,
la luna nueva del sesenta y nueve.
Crecí siendo mayor, secuela de una
leve adversión al tiempo. Por fortuna
el temor sólo vuelve cuando llueve
en las noches de insomnio más lejanas.
Y ahora que me quedo medio ciego,
de nuevo escucho idénticas campanas
que en mi niñez, pero con más sosiego:
hablando cara a cara con la muerte,
entre los huecos, sí, de un contrafuerte.
ingenioso soneto
felicitaciones!
un abracito de paz
Gracias, Elisa