Quijote Siglo XXI

Un jinete de fuego cabalga por la noche

y persigue el destello dorado de aquel broche

de mujer. Un castillo sin foso se levanta

entre torres gigantes y un bloque que abrillanta

y pule su fachada con sueños de cristal.

Oculto en el castillo está el Santo Grial.

El loco caballero, eterno enamorado

de una mujer que escapa temblando de su lado,

saltando las paredes con ojos soñadores

ya imagina la lucha, bajo los cenadores,

contra los cien guardianes del sagrado tesoro

que mueren desangrados por su espada de oro.

Pero al trepar los muros de ese antiguo convento

el Amadís resbala y cae con un lamento

entre los mil zarzales de un jardín en ruinas

donde rosas silvestres florecen asesinas.

El hombre del subsuelo recobra la conciencia

y se marcha asustado de su propia demencia

por calles y avenidas de la ciudad moderna

para esconder su hazaña fútil en la taberna.

Allí la camarera, que ya bien le conoce,

le sirve vino tinto esquivando algún roce

de este nuevo Quijote. Él se apoya en la barra,

contempla a su doncella, y con dolor nos narra

su mísera existencia, su vivir callejero

y añora aquellos tiempos en que fue caballero.

Un comentario sobre “Quijote Siglo XXI

  1. ¿No echaría aquí en falta el «desocupado lector», una sencilla dedicatoria al susodicho caballero que de su mísera y lejana existencia, muy pocos conocen?

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