Mientras termina el día quiero escribir tu nombre,
silencioso, escondido por las líneas del texto,
oculto y a hurtadillas como pecar del sexto,
latente, inasequible, escrito por un hombre
estafado, engañado en cruel contrabando
de sentimientos, triste algunos días, otros
alegre cual la yegua que cuida de sus potros,
descansado y en paz, ordenando, avanzando.
Comienzo en los tercetos a escribir tu apellido
o tal vez me detenga y utilice conceptos:
rareza sin linaje que ahoga si ceñido,
requerida por perros, usada por ineptos,
estafadores íntimos de un político hundido,
atroces gobernantes al caudillaje adeptos.
…junto con tu soledad de ayer, hoy aparece la sombra y el nombre; sí tienes nombre que teclear, empezando por la p y terminando por la o…y en ese avance y orden, surgirán otros nombres que se crucen en tu camino, alentando, animando, compartiendo, etc