A Ramón Repiso y Alfonso Salazar. Y a Tatá
Mis amigos son gente muy normales:
poetas, delincuentes, asesinos,
profesores, maestros, zangorrinos,
pintores y escultores asociales.
Mis amigos, serenos, son cabales
-dan consejos que no son peregrinos-
mas borrachos los temo: son marinos
groseros al par que sentimentales.
Mis amigos no cuentan sus desdichas
si es que no están al borde del abismo,
pero el día que estallan te sobornan:
con versos y con monguis, cuatro pichas
nocturnas que celebran el bautismo
de las estatuas que el paseo adornan.